Un estudio liderado por una científica marplatense evaluó la presencia y mortalidad de estas ballenas. Detectaron evidencia de muertes asociadas a actividades humanas en el mar. Piden implementar "medidas de gestión, monitoreo y mitigación" para cuidar a la especie.
Un estudio desarrollado por profesionales de más de 10 instituciones de investigación del país, liderado por una científica marplatense, evaluó la presencia y mortalidad de las ballenas jorobadas en la costa bonaerense en los últimos 18 años y detectó un mayor número de avistajes y varamientos, como así también “claros signos” de muertes asociadas con actividades humanas, como el tráfico naviero y la pesca.
La investigación, publicada en los últimos días, sintetiza información recogida en la provincia de Buenos Aires en las últimas dos décadas que “indica claramente que las ballenas jorobadas son cada vez más frecuentes a lo largo de la costa argentina”.
El estudio fue liderado por la Doctora Gisela Giardino, del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Universidad Nacional de Mar del Plata – Conicet), y estableció que la mayoría de las ballenas encontradas muertas en la costa eran animales jóvenes. Cerca del 30% mostraban claros signos de muertes asociadas con actividades humanas, como el tráfico naviero y la pesca.
De acuerdo con la investigación del Grupo de Investigación Biología, Ecología y Conservación de Mamíferos Marinos, alrededor de 40 ballenas fueron registradas varadas en la costa, de las cuales la gran mayoría aparecieron a partir de 2018, registrándose un aumento de más del 600% respecto a años anteriores, alcanzando a un promedio de 8 ballenas varadas por año.
Varias de esas ballenas fueron encontradas vivas y la mayoría de ellas pudieron ser rescatadas y devueltas al mar.
Aproximadamente un 10% de las ballenas murieron como consecuencia de haber colisionado con embarcaciones, mientras que un 18% de los animales presentaron enredos con cabos y redes de pesca.
La mayoría de las ballenas varadas eran animales muy jóvenes (cachorros o ejemplares juveniles) y solo un 20% fueron ejemplares adultos.
En paralelo, se registró un notorio aumento de los avistajes de ballenas jorobadas en zonas costeras de la Provincia de Buenos Aires, hecho que también se registra en las costas patagónicas y fueguinas.
La mayoría de los varamientos a lo largo de esta costa se registran entre agosto y octubre, coincidiendo con la temporada de reproducción de las ballenas jorobadas en su única área de crianza en el Atlántico Sudoccidental, el Banco de Abrolhos (Brasil).
Las ballenas jorobadas presentan las rutas migratorias más largas de todas las ballenas, y en el caso de las ballenas que se reproducen en Brasil migran hasta las Islas Georgias y Sandwich del Sur para alimentarse, por lo los investigadores suponen que alcanzan las costas argentinas durante estos desplazamientos de miles de kilómetros.
“La creciente presencia en aguas argentinas puede estar asociado al notable aumento poblacional que ha experimentado esta especie en los últimos años. Se calcula que durante el siglo XX se cazaron más de 200.000 ballenas jorobadas en el Hemisferio Sur, hasta su protección mundial en el año 1963″, expresaron los desarrolladores del estudio.
Asimismo, indicaron que como consecuencia del cese de las capturas, “la mayoría de las poblaciones mundiales se han recuperado”, en muchos casos con ritmos de recuperación mayores al 10% anual.
“La población que se reproduce en Brasil se calculó recientemente que está formada por cerca de 25.000 ballenas, que correspondería a más del 90% de las ballenas que habitaban la zona antes del inicio de la caza comercial”, indica el estudio.
Asimismo, “la clara recuperación poblacional de las ballenas jorobadas muy probablemente traiga como consecuencia un mayor número de avistajes y varamientos en nuestras costas”, por lo tanto “es importante estar preparados para ofrecer respuestas rápidas y comprender mejor las posibles causas de este fenómeno”, agrega la investigación.
La información recogida durante dos décadas a lo largo de la costa bonaerense indica que las ballenas jorobadas “se han transformado” -al igual que las ballenas francas- en “visitantes frecuentes de esta zona”.
Por esta razón, y debido a la diversa gama de amenazas para las ballenas sugeridas en este estudio, “es necesario implementar medidas de gestión, monitoreo y mitigación para abordar los potenciales impactos en esta región”, concluyeron los investigadores.